Nuestro objetivo cuando estamos en contacto con el enfermo, sea niño o adulto, es intentar abrir un espacio para la alegría, la risa y el buen humor, contribuyendo a que su estancia en el hospital, tanto del paciente como de sus familiares sea lo más agradable posible.
El juego, la improvisación, la torpeza, son nuestras armas para conseguirlo y a veces el silencio, la ternura, una mirada, un abrazo…